Y nosotros; espectadores siempre, por donde quiera vueltos hacia todo, pero jamás a la lejanía. Las cosas nos desbordan. Las ordenamos. Se disgregan. Las ordenamos nuevamente y nosotros nos disgregamos. Quién nos colocó así, de espaldas, de modo que, hagamos lo que hagamos, siempre estamos en la actitud de aquel que se marcha? Como aquel que, sobre la postrera colina que le muestra todo el valle, por última vez se vuelve, se detiene, se demora; así vivimos nosotros, siempre en despedida. Rainer María Rilke.
domingo, 10 de enero de 2010
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