Sus poemas requieren cierto estado de trance, y puesto en él, Pablo de Rokha tiembla y vomita como una montaña, repite quinientas veces la misma palabra y saca unas voces de profeta hebreo ebrio. Su libro Los Gemidos constituye uno de los mejores documentos de literatura patológica aparecidos después de la guerra en los países no afectados por este fenómeno de un modo directo: 800 páginas delirantes en formato mayor indican una agitación interna considerable. Y, sin embargo, bajo ese manto de locura, el puro metal de su talento logra, a veces, aparecer vigoroso, impetuoso, consistente. Alone.
domingo, 10 de enero de 2010
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