Doy por ganado todo lo perdido, y por ya recibido lo esperado, y por vivido todo lo soñado, y por soñado todo lo vivido. La más viva congoja eché al olvido. Del sueño más feliz no he despertado, y agradezco la pena que me han dado que en flor de suavidad se ha convertido. La tristeza quemante del pasado tiene un color de sueño, parecido al de la fuga del amor logrado. Y es porque el ansia y la inquietud se han ido, al recordar que el cielo prometido comienza por la herida del costado. Juan Guzmán Cruchaga.
domingo, 10 de enero de 2010
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