Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos a nado de nuestro llanto. Llorarlo todo pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. Llorar de amor, de alegría. Llorar improvisando, de memoria. Llorar todo el insomnio y todo el día! Oliverio Girondo.
domingo, 10 de enero de 2010
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