El arte, que obra sobre la sensibilidad, sólo puede obrar por la sensibilidad. Aun cuando se parta de las proporciones más exactas, y se utilicen las medidas y los pesos más precisos, ni el cálculo ni el rigor de las deducciones darán un resultado justo. Leonardo de Vinci había imaginado un sistema, o más bien una gama de pequeñas cucharas para tomar los diferentes colores. Este sistema debía permitir una armonización mecánica. Uno de sus alumnos, a pesar de su empeño, no pudo lograr utilizar con éxito ese mecanismo. Desesperado preguntó a un camarada cómo hacía el Maestro. “El Maestro no lo utiliza nunca” fue la respuesta. Vasily Kandinsky.
domingo, 10 de enero de 2010
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