La poesía torna engracia todas las cosas: exalta la belleza de lo que es más bello, y confiere belleza a lo que es deforme; marida la exultación y el horror, la pena y el placer, la eternidad y la mudanza; obliga a unirse, bajo su yugo ligero, las cosas más irreconciliables. Transmuta todo lo que toca, y toda forma que se mueve en el círculo de su acción radiante se convierte, por maravillosa simpatía, en encarnación del espíritu que ella exhala; su misteriosa alquimia trueca en oro potable las aguas envenenadas que arrastra la muerte través de la vida; arranca del mundo el velo de lo cotidiano y pone al descubierto la belleza desnuda y durmiente, que es el espíritu de sus formas. Percy B. Shelley.
domingo, 10 de enero de 2010
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