Tenía ese aire fatigado de los difuntos; era de los hombres de más coraje que hubo en aquel entonces, dende la Batería hasta el Sur; en cuanto lo supe muerto y sin habla, le perdí el odio. “Para morir no se precisa más que estar vivo”, dijo una del montón; y otra, pensativa también: “Tanta soberbia en el hombre, y no sirve más que para juntar moscas”. Jorge Luis Borges.
domingo, 10 de enero de 2010
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