domingo, 10 de enero de 2010

“Todo hombre es extranjero”

“Todo hombre es extranjero” me dije apenas toqué suelo mexicano. Al comienzo, tal vez no fuera esa consigna más que una bandera de defensa. Me aseguré: El hombre es siempre un extranjero. A los pocos días, cuando sentí que la mirada se me abría en éxtasis permanente, que la curiosidad rebasaba sus límites aparentemente frívolos, y que una suerte de amor se me derramaba como un alcohol desconocido, comencé a vivir aquellas palabras con que yo mismo hiciera mi recibimiento. Sí, así es. El hombre es un extranjero. Cada cierto tiempo debería obligarse a los hombres a emigrar: es preciso que sepamos y realicemos en nuestra vida esta intuición: ser extranjero. Ay de aquel que se arraiga y, pasados los años, empieza a predicar la apología de lo propio! Hombre viejo, hasta cuándo podrás mantener esta ilusión? Eduardo Anguita.

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