El poema es un objeto hecho con palabras, el material más ingrato y pérfido que pueda darse: sonidos pobres en color y en variedad, signos gastados por el uso social, colmados de una multitud de asociaciones adventicias. Cuanto más trascendente es la revelación interior —inefable en sí misma, contenida en la intuición poética dentro de la noche creadora del alma del poeta, que una obra hecha con palabras tiene que expresar mediante signos y símbolos capaces de impresionar a los sentidos y seducir a la razón—, tanto más exacta y, por así decirlo, crucificante es la tarea impuesta a la virtud del arte. De nadie esperamos que haga lo imposible; sin embargo es lo que se exige del poeta. Jacques Maritain.
domingo, 10 de enero de 2010
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