Las épocas de la historia del espíritu en que le fue dado a la meditación antropológica moverse por las honduras de su experiencia, fueron tiempos en que le sobrecogió al hombre el sentimiento de una soledad rigurosa; y fue en los más solitarios donde el pensamiento se hizo fecundo. En el hielo de la soledad es donde el hombre, implacablemente, se siente como problema, se hace cuestión de sí mismo, y como la cuestión se dirige y hace entrar en juego a lo más recóndito de sí, el hombre llega a cobrar experiencia de sí mismo. Martín Buber.
domingo, 10 de enero de 2010
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